El SEO puede ser entendido de manera técnica como los parámetros cuantitativos que Google (o el buscador de turno) usa para analizar la calidad de una página web.
Es como si Google dijera: «no puedo tener a 100.000 expertos contratados leyendo, analizando y clasificando todo el contenido de Internet. Así que uso una máquina que hace una lectura automática, se fija en los términos y decide si una página mola.» De hecho, SEO significa Search Engine Optimization, es decir, optimizar al máximo el trabajo del buscador.
Es importante porque cuanto mejor nos considere el buscador, más arriba nos colocará a la hora de ofrecer resultados en una búsqueda. Vamos, que trabajar el SEO es organizar tu web para que sea de las primeras que encuentre la gente cuando busca cosas relacionadas con tu actividad.
Para eso, hay que distinguir entre dos tipos: SEO On-Site u On-Page y SEO Off-site:
SEO On-site / On-Page
Aquí entra todo lo que tenga que ver con factores internos de la web. La url, los atributos <alt> en las imágenes, el código html, el contenido. Toda palabra introducida en estos atributos cuenta para que los buscadores tengan una buena consideración de tu página. Cuando dejamos todo bien definido «dentro» de nuestra web, lo que estamos consiguiendo es dejarle las cosas claras al buscador. Transmitimos autoridad y el buscador entiende que somos buena gente (y nos coloca más arriba en las búsquedas).
SEO Off-site
¿Sabéis esto de que «lo importante es que hablen de ti y da igual que sea bien o mal»? Pues, grosso modo eso es lo que propone el SEO Off-site. Si el On-Page se centra en los factores internos, el Off-site se centra en factores externos como, por ejemplo, el link building o generación de enlaces. Es decir, que haya muchos sitios en los que se hable de ti. Esto también puede conseguirse con una buena actividad de marketing de contenidos, redes sociales, reseñas…